Croquetas de jamón iberico
Dificultad: media
Personas: 6
Ingredientes:
200 gr jamón ibérico
1 huevo
1 cebolla mediana
100 gr aceite de oliva
80 gr harina
0,9 litro leche entera
100 ml nata de cocinar
Sal
Para rebozar:
3 huevos
Pan rallado
Elaboración:
Bechamel:
En primer lugar, cocemos el huevo y picamos el jamón ibérico en taquitos muy finos. Reservamos ambas cosas para más adelante.
La cebolla la utilizaremos únicamente para dar sabor y será retirada posteriormente. Por ello, recomendamos picarla en cachos medianos.
Ponemos el aceite en una cazuela mediana y sofreímos la cebolla a fuego medio-bajo. Una vez este pochada (evitando que se dore) la retiramos del fuego. Colamos el aceite que introduciremos nuevamente en la cazuela.
Añadimos la harina y sofreímos durante 3-4 minutos sin dejar de remover con ayuda de una varilla metálica. Este paso es crucial para que no se formen grumos y para que evitar que la masa tenga sabor a harina.
Una vez tengamos una mezcla totalmente homogénea, añadimos la mitad de la leche y seguimos removiendo. Añadimos la segunda mitad de la leche y la nata. Tanto la leche como la nata deben estar a temperatura ambiente para que la cocción se haga de forma lenta. Por último, añadimos el jamón en taquitos y la sal al gusto.
Cocinamos durante 25 minutos a fuego medio. Siempre removiendo.
Pasado este tiempo la bechamel habrá cogido un ligero espesor, no demasiado porque queremos que las croquetas queden lo más suaves posibles. Añadimos el huevo cocido cortado en taquitos pequeños y removemos bien.
Retiramos del fuego y colocamos la mezcla en una fuente para que repose.
Rebozado:
Una vez la mezcla se haya enfriado podemos proceder a dar forma las croquetas.
Batimos 3 huevos en un bol y colocamos el pan rallado en un plato.
Nos untamos las manos con aceite para evitar que la masa se quede pegada entre los dedos (esto deberá repetirse con cada croqueta). Cogemos una pequeña parte de la masa y le damos la forma deseada. Recomendamos no hacerlas demasiado grandes para que sea más fácil freírlas posteriormente. Pasamos la croqueta por el huevo y posteriormente por el pan rallado.
Colocamos todas las croquetas en un plato o fuente y las introducimos en la nevera durante una hora. De esta forma evitamos que se rompan al freírlas.
Transcurrido el tiempo, freímos las croquetas en una freidora o sartén con abundante aceite. El aceite debe estar bien caliente y nunca introduciremos más de seis croquetas al mismo tiempo para evitar que éstas se rompan.
Una vez las croquetas se hayan dorado, las sacamos del aceite y colocamos sobre un plato donde previamente habremos colocado una capa de papel de cocina para absorber el exceso de aceite.
Una vez fritas todas las croquetas, las colocamos en una fuente y estarán listas para ser degustadas.
¡Que aproveche!
Consejo:
Para evitar que se formen grumos cuando hagas la bechamel, agrega la leche templada y no dejes de remover hasta que quede una masa homogénea.
La cebolla pochada puede utilizarse posteriormente para otros platos, como por ejemplo, una tortilla de patata.