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El Rincón de Luis Mari nace del trabajo y espíritu emprendedor de

Luis Mari y Adita. Toda una vida tras la barra hacen de este matrimonio un referente de la hostelería alavesa. 

 

A día de hoy es su hijo Íñigo, quien con dedicación y orgullo, dirige el local familiar. 

 
RESERVAS

 

T  945 25 01 27
 

 
HORARIO

Abierto 9 am - 1 am

Martes cerrado

 
DIRECCIÓN

Calle Rioja, 14

01005 Vitoria-Gasteiz, Álava

Luis Mari: jamón, tapas, pintxos… y Adita

Hablar del Rincón de Luis Mari es hablar de jamón, tapas y pintxos de los buenos; eso lo sabe cualquiera que asome por nuestro emblemático local en el centro de Vitoria. Pero lo que muchos no saben es, que hablar de Luis Mari, el creador del Rincón (ahora disfrutando de su merecida jubilación), es hablar de Adita, su mujer, ya que ni un solo minuto de su larguísima trayectoria como hostelero tiene sentido sin su compañera, la otra mitad del equipo. Él quizás no fue consciente cuando se conocieron por las calles de Vitoria a los 14 años; o cuando de novios le robó el primer beso durante una procesión en la calle San Antonio. Pero en algún momento algo debió ver muy claro, porque Luis Mari, en sus propias palabras: agarró a Adita del brazo y ya no la soltó. Y así comienza una larga historia común con la buena cocina, los pintxos y el jamón como fieles compañeros que culmina en el actual Rincón de Luis Mari.

La relación de Luis Mari con la restauración comienza en 1950, cuando a los 14 años empezó a trabajar en el Círculo Vitoriano, templo del alto postín donde recuerda, no sin cierta guasa, que cometió el terrible error de servir un vaso de agua a Doña Carmen Polo Franco sin llevarlo en una bandeja.

1957 fue el año de la suerte: un acierto en las Quinielas le permitió coger su primer bar, el mítico Trafalgar. El lugar donde Luis Mari concibió las banderillas calientes que aún pueden comerse en el Rincón, y que en aquellos años atraían largas colas de gente que al salir de misa se acercaban a saborearlas.

En 1960 Luis Mari obtiene la gestión del bar de la estación de autobuses, dejando fuera a potentes propietarios de bares de Vitoria. Algo vieron en ese joven que no tuvo reparos en especificar en el pliego de condiciones que necesitaba quince días libres para casarse. No se equivocaron, porque el bar estuvo a sus órdenes más de 30 años, a pesar de que muchos no le auguraban ni 6 meses… La gestión de “Autobuses” la recuerdan Luis Mari y Adita como “una locura”. No cerraba nunca y siempre estaba lleno: tanto de pasajeros que bajaban en la estación (hubo que llegar a un acuerdo con los conductores para que no llegaran todos a la vez), como de vitorianos de a pie que acudían en busca del excelente jamón ibérico y del marisco fresco que Luis Mari iba a buscar en persona y de madrugada al puerto de Ondarroa. Cuentan que los bueyes de mar eran tan frescos que correteaban por el mostrador. Desde luego una calidad gastronómica fuera de lo común para un bar de estación de autobuses.

El jamón ibérico de bellota, tan bueno que los vitorianos se lo compraban directamente en el bar, ha sido siempre la enseña de todos los locales que ambos han regentado. Para muestra, las cifras: 600 jamones al año en la época de “Autobuses”, unos 350 en el Rincón… De hecho, cuando en 1990, y tras el anunciado cierre de la estación, nació el Rincón de Luis Mari el bar era precisamente eso: un rincón donde más de 100 jamones daban la bienvenida al cliente y que se convirtió en el primer bar de picoteo de toda Vitoria.

Ahora regentado por Íñigo, uno de los hijos de la pareja, el Rincón ha vivido épocas en las que los abrigos de pieles se amontonaban en los percheros; ha visto pasar todo tipo de caras famosas y recibe con familiaridad a los hijos de aquellos clientes que hacían cola los domingos en el Trafalgar para comer banderillas calientes. Ahora, aquellos niños son mayores y vienen con sus propios hijos y recomiendan el Rincón a sus padres; tres generaciones de vitorianos disfrutando de la buena gastronomía creada por Luis Mari.

60 años de próspera vida tras la barra y 3 bares propios no le han impedido a Luis Mari, de 81 años, crear una generosa familia (7 hijos, 7 nietos y 2 bisnietos) ni viajar asiduamente en búsqueda de nuevas ideas. Y aun así, al preguntarle por algún sueño pendiente nos habla de Madrid y la idea de haber montado allí uno ( o varios) bares. Un sueño que no se ha cumplido seguramente por falta de tiempo, porque lo que a este vitoriano se le mete en la cabeza, lo consigue. Y si no, que se lo digan a Adita.

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